Viaja hasta 350 km/h, lo que lo convierte en uno de los trenes más rápidos del mundo en operación comercial. Los viajeros han podido pedirlo prestado gratuitamente en las últimas semanas durante las jornadas de puertas abiertas. El TGV indonesio recibirá a sus primeros clientes este domingo 1 de octubre entre la capital, Yakarta, y la segunda ciudad del país, Bandung. Un recorrido de 142 kilómetros que se completa en apenas 36 minutos sin escalas o 46 minutos con escalas, frente a las tres horas actuales de la línea clásica.
La construcción de la línea de alta velocidad comenzó en 2015 y su finalización estaba inicialmente prevista para 2019. Forma parte del importante proyecto de “Nuevas Rutas de la Seda” iniciado por China, que cofinanció el proyecto. Los nuevos TGV indonesios se llamarán WHOOSH, por “Waktu Hemat, Operasi Optimal, Sistem Handal”, que significa “ahorro de tiempo, funcionamiento óptimo, sistema fiable”.
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A bordo de los trenes de ocho vagones, los 600 pasajeros podrán elegir entre tres clases de confort. Si los precios de los billetes se fijan y anuncian oficialmente el 1 de octubre, costarán al menos 15 € por trayecto en segunda clase, 18 € en primera clase y 28 € en clase business. Las reservas se pueden hacer online en el sitio web tiket.com. En el lanzamiento solo se prevén unos diez viajes diarios, pero la compañía KCIC prevé aumentar gradualmente las frecuencias hasta alcanzar los 68 viajes diarios a principios de 2024.
El presidente indonesio, Joko Widodo, tiene previsto ampliar la línea ferroviaria hacia el este, desde la isla de Java hasta Surabaya, a 700 kilómetros de la capital, y al mismo tiempo prestar servicio a las principales ciudades de Kertajati, Yogyakarta y Solo. "Queremos animar a los ciudadanos a abandonar sus coches en favor del transporte público masivo para reducir los atascos y la contaminación", afirmó durante un viaje en un tren de prueba a principios de septiembre. Sin embargo, es posible que algunos viajeros tengan que utilizar el coche para llegar a las nuevas estaciones, que todavía se encuentran a unos veinte kilómetros del centro de las ciudades.
