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Goldnadel: “Justine Triet, Éric Piolle, Élisabeth Borne o las tres formas de discurso del conformismo dominante”

Gilles-William Goldnadel es abogado y ensayista.

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Goldnadel: “Justine Triet, Éric Piolle, Élisabeth Borne o las tres formas de discurso del conformismo dominante”

Gilles-William Goldnadel es abogado y ensayista. Cada semana, descifra las noticias para FigaroVox.

Comencemos con el alcalde de Grenoble. ¿Qué pasa en el inconsciente de Éric Piolle que, en Twitter, dice que quiere quitar del calendario de festivos no laborables las conmemoraciones de una religión cuyo nombre no da? Oficialmente, sería en honor a la República. Pero no ha estado ociosa decretando que la fiesta nacional sería el 14 de julio y luchando para que la victoria sobre el nazismo, el 8 de mayo, fuera fiesta nacional. No, no es por republicanismo que Piolle quiere ver borrados de nuestra memoria oficial la Ascensión, Pentecostés y la Navidad. Como su camarada de Lyon que quería arrancar las raíces del abeto, el Grenoblois quiere arrancar las raíces memoriales de la Francia eterna. ¿Y qué creemos que esconde en esa voluntad no reconocida que contrasta con una forma de sumisión a los burkinis? El deseo no reconocido de suprimir la vieja religión de los viejos para sustituirla poco a poco por otra naciente y mucho más conquistadora. Pero en lo profundo del inconsciente del anulador también yace un deseo indecible: anular la vieja religión de los viejos blancos en favor de la del otro, su víctima.

Segundo discurso: anatomía de una mala caída, la de las declaraciones falsamente rebeldes de Justine Triet, palma de oro en mano y palabras de plomo en los labios.

En el decorado proletario del Palais du Festival de Cannes, rodeado de esmóquines y vestidos largos, el director habrá encadenado falsedades y muestras de ingratitud, este 27 de mayo. Así, la oposición a la reforma de las pensiones, discutida hasta la saciedad a diario, incluida su violencia, habría sido "desmentida". Orwell lo hubiera apreciado. Así, el sistema neoliberal sería enemigo de la “excepción cultural” francesa. El que, en su cínica tacañería, habrá concedido la película premiado con dinero de oro a puñados: 500.000 euros de la CNC, 900.000 euros del canal de servicio público France 2 y 1,2 millones de Canal. Sobre un presupuesto total de 6,2 millones de euros.

En realidad, bajo las palmeras, siempre este mismo conformismo artístico oficial, tradicional y casi obligado. Excepto que ya no engaña a la gente pequeña de la Croisette. Así triunfó, por ejemplo, sobre Johnny Depp, un actor maldecido por la casta de los barnizados desde que se le acusaba de haber golpeado a su excompañero. Y lástima si ganó su caso sin dudas.

Tocando el discurso proletario de Justine Triet, atribuiremos la palma del anacronismo a Jean-Luc Mélenchon que, en su emoción de felicitar a su compañero de combate, escribirá en Twitter que el Festival había sido creado por "resistentes". que éste comenzó en 1939 .

Jean-Luc Mélenchon se habría sentido más inspirado para felicitar a la actriz iraní Zar Amir Ebrahimi, "estrella en Irán pero dejada para evitar los latigazos" de los mulás. Ella que, al borde de las lágrimas, manifestó su amor por Francia, ese paradójico país “lleno de gente feliz que se cree infeliz”. Tenemos derecho a preferir esa dignidad conmovedora.

Finalmente, es en este mismo marco resistente fantaseado que debemos leer las dos últimas declaraciones de nuestro Primer Ministro.

Elisabeth Borne habrá otorgado primero la palma de los "whistleblowers" a supuestos activistas medioambientales que impidieron ilegalmente a los accionistas pacíficos acudir a la junta general de Total presidida por Patrick Pouyanné, malditos para la eternidad o mejor dicho para el poco tiempo que nos queda.

Por parte de un político que habrá reprendido con razón a los jugadores de cacerolas, un espíritu de disgusto podría detectar allí una ligera contradicción.

Es cierto que los activistas felicitados y el primer ministro tienen algo en común que los une pero los aleja de un ecologismo digno de ese nombre: haber derribado la industria nuclear francesa no contaminante.

Otra declaración de Elisabeth Borne, esta vez al micrófono de Radio J y con delicadeza: la RN sería “la heredera de Pétain”. Los Insoumis no son reprochados en sí mismos en sus cualidades, sino sólo porque favorecerían el ascenso del partido del único extremo odiado.

El autor de estas líneas tiene en común con el Primer Ministro haber perdido familiares bajo Vichy y en los campos de exterminio nazis. Utiliza esta devolución de llamada solo con moderación.

Pero vio este loco anacronismo como una regresión intelectual y una banalización del Mal.

Y como una distracción insoportable y ciega ante el auge de la violencia de la extrema izquierda intolerante.

Es este y no otro extremo el que impide que el pueblo francés recupere el control de sus fronteras y su soberanía. Conocemos el precio que pagaron los judíos franceses por esta inmigración descontrolada, a la que precisamente estaba prohibido criticar so pena de ser petinizados.

Es esta extrema izquierda la que se somete al islamismo antisemita, como demostró recientemente en una odiosa resolución contra el Estado de Israel. La RN no fue la última en denunciarlo. Este no es el signo más confuso de un petainismo resurgente.

Este absurdo histórico-político equivale a los locos que ven indignidad al socialismo francés con el pretexto de que Mitterrand habría frecuentado al innoble Bousquet o que habría recibido al francisque de manos del mariscal traidor.

Siento ver en estos tres discursos todavía dominantes en los medios la marca de una forma de descivilización.

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