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En París, Pathé cierra el mítico cine Le Bretagne

En su última proyección, Brittany proyectó Les Marvels el martes 14 de noviembre a las 20:30 horas ante.

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En París, Pathé cierra el mítico cine Le Bretagne

En su última proyección, Brittany proyectó Les Marvels el martes 14 de noviembre a las 20:30 horas ante... tres espectadores. Su cierre se produjo con la mayor discreción. Mientras compraba en su quiosco la pequeña revista L'Officiel des Spectacles, Axel Huyghe, director del sitio sallecinéma.com, la descubrió. “Bajo el nombre del cine en las páginas de programación decía simplemente ‘cierre definitivo'”, explica. Para este especialista en cines y autor de un libro de referencia sobre este cine (*), está pasando una página. “Fui este verano a Bretaña para ver la última Misión: Imposible con Tom Cruise y la sala claramente se quedó sin aliento, particularmente en sus decorados”, recuerda.

Benjamine Rytmann-Radwanski (1928-2023), fallecida el pasado mes de mayo, no habrá visto cerrar sus puertas a su amado cine. A finales de 2009, vendió todos sus cines, incluido el Bretagne situado en el 73 del boulevard du Montparnasse, en el VI distrito de París, a Jérôme Seydoux, propietario del grupo Pathé. A pesar de su edad, esta señorita muy autoritaria permaneció al frente de esta sala de alquiler hasta el Covid. Cansada por la pandemia, devolvió las llaves de Pathé cuando los cines reabrieron. Desde entonces, Pathé lo ha gestionado con dificultades porque la gente simplemente ya no va allí. “En 2023, 20.000 espectadores abrieron las puertas de Bretaña, frente a un total de 700.000 previstos en 2023 para nuestros otros tres cines de al lado: el PathéParnasse, el Miramar y el Montparnos”, explica Figaro Aurélien Bosc, presidente de Pathé Cinémas. Estas cifras de asistencia explican nuestra elección de trasladar la actividad de Bretagne a otros lugares cercanos”. Y para aclarar: “Al contrario de lo que se rumorea, el Miramar no está en suspensión de pagos y sigue en funcionamiento”.

¿Qué será de Bretaña? “Sigue siendo propiedad de Pathé”, explica Aurélien Bosc. Se estudió la posibilidad de convertirlo en teatro pero es imposible porque no hay suficiente espacio para crear camerinos y zonas de almacenamiento de los decorados. No lo vamos a convertir en cine porque el barrio ya tiene muchos. Estudiaremos otras posibilidades, en discusión con la copropiedad y la ciudad de París”.

La saga de Bretaña no es trivial. Todo comienza en lo que hoy es Bielorrusia. Huyendo de los pogromos, el judío asquenazí Joseph Rytmann (1903-1983) se instaló en París. Trabajó en tiendas de madera y textiles antes de centrarse en los cines. “Antes de la guerra, los cines eran un negocio floreciente”, afirma su biógrafo Axel Huyghe. En 1933, Joseph Rytmann empezó por comprar el Miramar en Alésia que, después de haber sido teatro de Montrouge, ya se había transformado en cine. En 1938 adquirió el Miramar de Montparnasse. Durante la ocupación, a los judíos franceses de fe judía se les prohibió el acceso a quirófanos y cines. Joseph Rytmann está mimado y se refugia en la zona libre. Sobrevivió a la guerra y tuvo que luchar en los tribunales de la Liberación para recuperar sus cines. Lo logra y construye un pequeño imperio que incluye Montparnos, Bienvenue, Bretagne... Esta última se llama así porque está situada en el bastión de los bretones, un distrito lleno de creperías porque la estación de Montparnasse sirve directamente al país de Breizh.

Le Bretagne fue inaugurada con gran fanfarria el 27 de septiembre de 1961 con Le cave se rebiffe de Gilles Grangier con Jean Gabin, Martine Carole, Bernard Blier. Es la tercera sala más grande de la capital (850 asientos) después del Grand Rex y el UGC Normandie. En 1973 se excavó allí una segunda sala. Entre los operarios, Joseph Rytmann es conocido por su mal carácter y su acento ruso, pero es muy respetado. Surnommé «l'Empereur de Montparnasse», c'est lui qui a fait de Montparnasse, l'incontournable quartier des projections de nouveaux films dans la capitale après les Champs-Élysées et les Grands Boulevards qui se trouvent eux, sur la rive droite de la suya. “La Bretaña era lo que en la jerga llamábamos un cine exclusivo, sólo proyectaba películas nuevas. En aquella época era raro. Estaban las salas exclusivas, luego las que hacían la segunda exclusividad antes del estreno general”, afirma Axel Huyghe. Joseph Rytmann trabajó hasta su muerte en 1983. Le sucedió su hija. A finales de 2009 cedió el circuito familiar a Pathé. En 2012, Bienvenüe-Montparnasse se convirtió en el teatro Grand Point-Virgule de Jean-Marc Dumontet. Miramar está anexado a Gaumont Parnasse. El Mistral, cerca de Alésia, cerró en 2016. Los espectadores ahora se dirigen directamente frente al muy moderno Pathé Alésia. Hasta el final, Bretaña conservará el nombre Rytmann en su fachada...

(* Rytmann, la aventura de un operador de cine en Montparnasse, Axel Huyghe y Arnaud Chapuy, prefacio de Claude Lelouch. L’Harmattan, 128 páginas, 30 euros.

(** https://salles-cinema.com/paris/cinema-le-bretagne-a-paris)

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