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El ojo de Ina: Gastón Lagaffe, el “desempleado” que se convirtió en héroe legendario

André Franquin sólo era verdaderamente feliz cuando dibujaba.

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El ojo de Ina: Gastón Lagaffe, el “desempleado” que se convirtió en héroe legendario

André Franquin sólo era verdaderamente feliz cuando dibujaba. La concentración le impide sonreír, pero, normalmente alérgico a las cámaras de televisión, aceptó con alegría y entusiasmo una participación en 1972, en el espectáculo de Jean Frapat, Tac au Tac con Jean Roba y Claire Bretécher, que Madelen le invita a descubrir o redescubrir. Para él no se trataba de hablar, sino de realizar su ejercicio favorito: imaginar un gag en torno a un tema y hacerlo realidad de inmediato. El extracto titulado “Sé bella y cállate”, muestra la dimensión de su genio y un sentido de la mordaza que se ha convertido en reflejo. Este maestro del cómic dibujará, en unos treinta años, más de 900 gags de Gaston Lagaffe.

No se dio cuenta de la dimensión de esta aventura cuando, en 1957, se dirigió, como todas las semanas, al despacho de Yvan Delporte, entonces redactor jefe del periódico Spirou. Después de darle dos láminas del episodio actual, “El viajero mesozoico”, le habla de una idea que le parece divertida y que se le ocurrió unos días antes. ¿Por qué no incluir, entre los personajes habituales del semanario, a un héroe en paro? La luz verde es inmediata. En los días siguientes, Franquin realizó un primer boceto inspirado en Snuffy Smith, una tira cómica estadounidense que presenta a un campesino mexicano, demasiado vago para trabajar, ataviado con una gorra y una colilla permanente en la comisura de los labios. Para hacerle un guiño a uno de sus amigos especialmente torpes, Delporte sugiere llamarlo Gastón.

Así, durante unas diez semanas, Franquin y Delporte se divertirán como locos llevando a este antihéroe a las páginas del periódico. Cada vez provoca un incidente como, por ejemplo, ocultar una página haciéndose supuestamente fotografiar delante de ella, justo antes de imprimirla. Los dos cómplices no tienen idea de hacia dónde se dirigen y son los entusiastas lectores quienes les indican el camino a seguir. Escriben en masa para exigirle historias a Gastón. Franquin, abrumado por otras actividades, encuentra tiempo para dibujar una serie de tiras cómicas. Dos meses después, la demanda era tal que empezó a producir gags de media página. Siete años después, entregará una por semana y así abandonará paulatinamente sus otras series.

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Mientras tanto, ha construido un universo en torno a una sala de redacción sacada de su imaginación. De hecho, nunca ha trabajado en una oficina y menos aún en las del semanario que le emplea. En 1968, tras pasar el testigo de las aventuras de Spirou y Fantasio a Fournier, nombró superior jerárquico a Léon Prunelle Gaston. Ansioso por ampliar permanentemente esta puerta cerrada, una noche inventa el personaje de Aimé de Mesmaeker y llega con contratos que nunca se firmarán. El nombre no fue elegido al azar: Jidéhem, que trabaja habitualmente con él, se llama Jean de Mesmaeker. Un gato, un erizo, una tortuga, pájaros y un pez dorado, criados por Gaston, también perturban periódicamente el día a día de la oficina. Franquin satisface así una pasión por los animales que cultiva desde su infancia, cuando criaba ratones blancos y coleccionaba una ardilla.

A este universo se suma un coche inspirado en un Fiat 509, que salió de fábrica en 1927. A partir de una foto encontrada en una revista de la época, inventó un modelo al que un hábil manitas dio vida en los años 70. Este es también el caso con el Gaffophone. Incapaz de leer la más mínima nota musical, escribió un instrumento similar a la zanfona, que luego se hizo realidad. Para sorpresa de Franquin, un lector holandés envió al periódico en tren un gaffófono de 325 kilos.

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Finalmente, invitado a una fiesta de disfraces, Gastón decide un día pedirle a una joven de la oficina que lo acompañe. Como alquiló un disfraz de centauro, elige una secretaria que tiene una cola de caballo. Así nació el personaje de Mademoiselle Jeanne. En la mente de Franquin, desaparecerá al día siguiente de la fiesta. El comienzo de una historia de amor que la leyenda asegura es platónica. Ella es aún más hermosa.

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