La heredera de la Bahlsen: Durante el nazismo trabajadores forzados que se les trate bien

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el BERLÍN - Muchos de los trabajadores se había hecho de 1.500 kilómetros, lo que equivale a un camión de ganado. Llegar a la fábrica de la alemana-Bahlsen, e

el betsbum BERLÍN - Muchos de los trabajadores se había hecho de 1.500 kilómetros, lo que equivale a un camión de ganado. Llegar a la fábrica de la alemana-Bahlsen, en la Baja Sajonia, el polaco había recibido un suéter con la letra "P", para otros maestros habían esperado un genérico de "Ost". Y una cosa es cierta: ya en la etimología de la palabra "Zwangsarbeit", "trabajo forzado", es la idea de la esclavitud. Cuando los nazis obligaron a miles de extranjeros, o los oponentes, o a los judíos que trabajan en fábricas alemanas, Bahlsen incluido, lo hizo porque era mano de obra barata; la gente humillado en una base diaria y abusado. Y de la pequeña y gran industria alemana aprovechó brutalmente. Sin tener que pagar grandes indemnizaciones.

Es comprensible que la superficialidad sobre este tema, la heredera de la más famosa marca de galletas está indignando Alemania. La mujer Verena Bahlsen ha declarado a Bild que el trabajo forzoso infligida por su trisavoli cientos de mujeres procedentes principalmente de Polonia y de Ucrania "sucedió antes de mi tiempo y siempre pagamos los trabajadores forzados, como los alemanes". La empresa ha concluido el joven empresario, "no tiene nada que reprochar a sí mismos". Abre el cielo.

La ciudad de Göttingen Manfred Grieger recordó en una entrevista con la Ndr que, aunque no existen documentos específicos en la fábrica, en la Baja Sajonia de la Bahlsen "es claro que durante la guerra, los trabajadores cubiertos por una visión de una sociedad racista". Europeos del este fueron considerados por los nazis razas inferiores "y, por lo que fueron tratados" incluso en las fábricas. Su colega, Michael Wolffsohn, que enseña la historia militar en Munich, el toro, las declaraciones de la joven Bahlsen como "intolerable" y califican de "confundir los discursos de la barra".

Verena Bahlsen está en silencio. Pero la empresa se lo ha pensado bien publicar un comunicado en el que recuerda haber pasado entre 1943 y 1945, cerca de 200 trabajadores forzados. Y destacó a ser "consciente de los sufrimientos y las injusticias impuestas a las mujeres de los trabajadores". Mientras tanto, desde el Centro de documentación sobre trabajo forzoso en Berlín han sido invitados a visitar el museo. No comer galletas, afirma: en el fin de estudiar un poco de historia.

No es la primera vez que la heredera está hablando de sí mismo: sólo un par de días atrás se desató otra ola de críticas. "Bueno, sí, son capitalistas, dijo durante una conferencia - una parte de Mí, un cuarto de Bahlsen. Quiero ganar dinero y comprar de los yates. En la luterana y frugal y Alemania, pocos había apreciado su sinceridad un poco cafona.

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