“Hoy vamos a llevar este convoy hasta el final de las cuencas, para defender la tierra y el agua”. Desde Lezay en Deux-Sèvres, 500 organizaciones ecologistas lanzaron oficialmente este viernes a las 14 horas el “convoy del agua”. Esta manifestación itinerante, lanzada cerca de Sainte-Soline, tiene como objetivo denunciar los proyectos de megacuencas que fueron objeto de una manifestación violenta el pasado mes de marzo.
Entre las organizaciones presentes, Bassine non merci, la Confederación Campesina, o los Levantamientos de la Tierra, cuya disolución el Consejo de Estado suspendió el 11 de agosto. Benoît Biteau, eurodiputado EELV.
"Es un gran día", saludó el viernes a la prensa un portavoz de la Confédération paysanne, en el lanzamiento del convoy. “Una nueva página en la historia que se abre hoy”. Con más de 700 bicicletas y una veintena de tractores, partirá el 25 de agosto hacia Orleans, donde se encuentra la sede de la agencia del agua Loire-Bretagne. Luego llegará a París tras 390 kilómetros el fin de semana del 26 y 27 de agosto.
Los objetivos: presentar quejas a las instituciones que subsidian las mega cuencas y obtener una "moratoria", con la paralización de las obras en curso en Sainte-Soline y de "todos los sistemas de bombeo de plástico en el territorio". Los movimientos ecologistas y antiglobalización también piden la congelación de todas las ayudas públicas a estos proyectos hasta nueva pericia.
Los organizadores anunciaron una jornada rica en “emoción, y esperemos que no en tensión”, en referencia a la última movilización en Sainte-Soline el pasado mes de marzo que se había convertido en una guerra de guerrillas. Desde hace más de una hora, los gendarmes habían recibido una lluvia de proyectiles y respondieron con más de 4.000 granadas. Tantas "bombas lanzadas por los agentes sobre el pueblo" en palabras de los organizadores, llamando a rendir homenaje a sus "compañeros mutilados".