Ríos secos, montañas sin nieve... El deporte al aire libre debe reinventarse. En un momento en que ciertos sitios deben encontrar soluciones a la masificación turística, el sector en crecimiento busca soluciones para adaptarse al calentamiento global. "Los actores del deporte rápidamente tomaron conciencia de estas cuestiones porque su terreno de juego es la naturaleza, por lo que se trata de una cuestión de ejemplaridad, de preservación, pero también una cuestión económica", afirma Virgile Caillet, delegado general de la Union Sport et Cycle, la primera organización profesional en del sector, durante la celebración de un congreso nacional inédito dedicado al turismo deportivo en Pau (Pirineos Atlánticos), el lunes y el martes.
Según una encuesta realizada en julio para el Ministerio de Deportes, el 34% de los franceses ha optado por unas vacaciones deportivas en 2022 y el 62% se lo está planteando. Uno de cada dos elige su destino en función de las actividades al aire libre que allí encontrará, y más de las tres cuartas partes de los veraneantes deportivos optan por una estancia en Francia (78%). La región de Auvernia-Ródano Alpes es, con diferencia, la más concurrida. En cuanto a actividad, el senderismo sigue siendo el deporte más practicado, por delante de la natación y el ciclismo. Jean-Virgile Crance, presidente de la Confederación de agentes turísticos, ve "la necesidad de reconectar con la naturaleza".
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“Ahora la gente está descubriendo territorios gracias al deporte y es una muy buena noticia porque tenemos un margen de progreso importante en territorios que hoy no están en la vanguardia del turismo”, continúa. Ante este nuevo apetito entre los franceses, Denis Ulanga, director de la Agencia Departamental de Turismo de los Pirineos Atlánticos, plantea la cuestión de la “dispersión” de las prácticas. "El período posterior al cierre fue revelador para los sitios que pueden verse afectados por la sobrepoblación".
También cuestiona la necesidad de "cuotas" para conciliar deporte y naturaleza, especialmente durante los grandes eventos deportivos. En este sentido, el sendero Mont-Blanc Ultra, destacado por su impacto medioambiental, es “a la vez un contraejemplo” en términos de huella ecológica “y una formidable herramienta para promover las actividades al aire libre”, analiza Virgile Caillet.
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Adaptándose, “es casi de sentido común”, añade, “pero el consumidor también debe preguntarse si es capaz de aceptar que su bicicleta de montaña sucia no sea lavada de un cliente a otro o que su traje de surf no se enjuague sistemáticamente. El verano de 2022 secó las gargantas del Verdon y dejó los kayaks parados. La capa de nieve, especialmente en determinadas estaciones de los Pirineos, disminuirá inexorablemente. “Sin embargo, mientras esto se mantenga”, dice Virgile Caillet, “es difícil decirnos a nosotros mismos: tengo que revolucionar mi modelo”.
Según la Agencia de Transición Ecológica (Ademe), el turismo representa hoy el 11% de las emisiones de gases de efecto invernadero de Francia. Además, para Antoine Pin, director de operaciones de la ONG Protect Our Winters, la cuestión se plantea de otra manera. “No se trata de cómo nos adaptamos a los cambios que ya están aquí, sino de cómo evitamos contribuir a ellos”. Para la ONG, hay que considerar el impacto del calentamiento en determinadas actividades "como la pérdida industrial que el Norte ha experimentado con la industria textil o del mismo modo que saldríamos de la industria del carbón: necesitamos un plan de gobierno".
