Comprueba la calidad del aire, como quien consulta la previsión meteorológica. Para muchos padres canadienses, el inicio de las vacaciones se convierte en un dolor de cabeza en ciudades que se asfixian bajo los humos generados por los megaincendios que asolan el país. Desde hace varios días, las metrópolis del este de Canadá, en Quebec y Ontario, viven episodios de contaminación del aire sin precedentes. Por lo tanto, se recomienda a las personas vulnerables, incluidos los niños, que permanezcan en el interior para evitar inhalar los humos, que contienen concentraciones particularmente altas de partículas finas.
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Marion Hélies, animadora en un centro de ocio de Montreal, cuenta a la AFP la frustración de sus pequeños residentes: “Los niños ya no aguantan, porque llevamos varios días dentro”. “Entre el humo y la lluvia, es un poco difícil canalizarlos”, desliza segura de haber organizado una salida de 10 minutos a pesar de la calidad del aire degradada en la metrópoli francófona.
Es la segunda vez en días que la ciudad se ve obligada a cerrar campos deportivos y piscinas al aire libre debido a los humos. En las calles, el olor a quemado -a pesar de los incendios a más de 600 km de distancia- lo envuelve todo. Los edificios están enmascarados por la niebla y es difícil ver el sol. Según las autoridades, el índice de calidad del aire oscila entre "nocivo" y "muy nocivo".
Después de varios días de estar encerrado en casa, Marin Vicck, de 14 años, finalmente también se ofreció a salir. “La calidad del aire es terrible, al punto que es difícil caminar por el humo. Nos sentimos atrapados”. Kedjar Boudjema también se muestra desalentado por esta sucesión de advertencias en unos días. Teléfono en mano, ahora consulta todos los días su aplicación sobre la calidad del aire. “Cuando recibo alertas, presto atención, cierro las ventanas”, dice el padre de un niño de 4 años que lleva orgulloso su paraguas azul y rojo con la imagen de Winnie the Pooh. “Me preocupa su salud, pero al mismo tiempo es complicado no salir con él para nada”, dice con cansancio.
En Ottawa, donde la visibilidad también volvió a ser muy mala el jueves, Janet Hamill planeó su día en torno a la calidad del aire y prefirió caminar con sus dos nietos, de 2 y 11 años, temprano en el día, antes de que el humo no se espese demasiado. . “Los traigo a casa antes de que la situación realmente empeore. El humo es duro para ellos como lo es para mí, entonces nos quedamos adentro la mayor parte del tiempo”, explica la abuela.
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Estos episodios de fuerte contaminación podrían repetirse a lo largo del verano, habiendo advertido las autoridades que aún no se había alcanzado el pico de la temporada de incendios. Por eso, muchos están preocupados por las consecuencias para la salud a largo plazo, en un país que tiene un 10% de asmáticos: las llamadas a Asthma Canada, una asociación dedicada a esta enfermedad respiratoria, casi se han duplicado desde que comenzaron los incendios a principios de mayo. La gente "quiere saber especialmente qué pueden hacer para protegerse", dice su presidente, Jeff Beach.
Canadá, que por su ubicación geográfica se está calentando más rápido que el resto del planeta, se ha enfrentado en los últimos años a fenómenos meteorológicos extremos cuya intensidad y frecuencia se han visto incrementadas por el cambio climático.
