Londres detalló el jueves sus propuestas para relajar las reglas impuestas a su poderoso sector financiero y estimular el crecimiento, como parte de las reformas post-Brexit que deshacen en parte las protecciones establecidas después de la crisis de 2008.
El Ministerio de Finanzas lanzó el jueves una consulta sobre medidas destinadas en particular a eliminar, para los bancos pequeños, las normas que actualmente separan las actividades minoristas y de inversión dentro de un banco ("ring-fencing" o partición). Estas normas, herencia de la crisis financiera de 2008, entraron en vigor en 2019 y están diseñadas para evitar conflictos de intereses y proteger a los consumidores. Los cambios propuestos "tienen como objetivo garantizar que el régimen sea más sencillo de implementar para los bancos afectados, genere mejores resultados para los clientes y apoye el crecimiento de la economía del Reino Unido, sin aumentar materialmente los riesgos para la estabilidad financiera", asegura el gobierno en un documento publicado el jueves.
Londres quiere, en particular, aumentar de 25 a 35 mil millones de libras el umbral de los depósitos de particulares y PYME en poder de un establecimiento para que esté sujeto a las normas de partición. Esto "eliminará una barrera al crecimiento" para las instituciones más pequeñas "al permitirles ampliar aún más su base de depósitos (...) antes de que se apliquen los requisitos de protección", en beneficio de la competencia en el sector y de los consumidores, asegura el gobierno. Londres propone también facilitar la inversión de los establecimientos bancarios sujetos a compartimentación en las PYME, mientras que la legislación actual puede impedirles "tomar participaciones directas", según el Gobierno.
Desde hace más de un año, el gobierno británico ha ido incrementando sus proyectos de reformas para estimular el crecimiento de su sector financiero. El objetivo es defender la City de Londres frente a la creciente competencia desde el Brexit por parte de otros centros financieros europeos, como París y Amsterdam. Una medida emblemática prevé, en particular, relajar los requisitos de capital de las compañías de seguros para desbloquear decenas de miles de millones de libras de inversión. El Banco de Inglaterra (BoE) lanzó el jueves una consulta separada sobre el tema.
Si bien los anuncios son generalmente bien recibidos por los profesionales del sector, el proyecto suscita desde hace meses reservas, e incluso críticas, por parte de ONG, expertos o la comisión parlamentaria del Tesoro. Temen que Londres vaya demasiado lejos en la desregulación e imponga riesgos demasiado altos al público en general, planteando el espectro de la devastación de la crisis financiera de 2007-2008. El Gobierno ha respondido repetidamente que no ha olvidado las lecciones de la crisis financiera, lo que no impidió que el Banco de Inglaterra se preocupara también, en marzo, por la reforma de Solvencia II, temiendo que aumentaría el riesgo de quiebras en el sector asegurador.
