Un intenso incendio avivado por fuertes vientos se propagó el martes 31 de octubre en el sur de California y obligó a las autoridades a emitir una orden de evacuación para varios miles de personas. Unas 5.700 personas deben abandonar las zonas amenazadas por las llamas, en una región rural al sureste de Los Ángeles.
El "Incendio Highland", que estalló el lunes al mediodía, se extendía el martes por la mañana sobre 900 hectáreas y los bomberos aún no lo habían contenido en absoluto. Las llamas destruyeron tres edificios y otras seis estructuras resultaron dañadas. Más de 300 bomberos luchan actualmente contra el incendio, ayudados por bombas de agua.
Los fuertes vientos están complicando la respuesta de los bomberos, afirmó a la AFP una portavoz del cuerpo de bomberos del condado de Riverside. “El mayor problema en este momento son los fuertes vientos”, detalló. "También es una cuestión de topografía: el fuego se hunde y se asienta en muchos valles y barrancos".
Durante el día se esperan ráfagas de hasta 50 kilómetros por hora, según el Servicio Meteorológico Nacional. Los vientos cálidos y secos de “Santa Ana” son comunes en el otoño en el suroeste de los Estados Unidos y aumentan el riesgo de incendio en esta región altamente vulnerable a los incendios.
El último invierno muy húmedo, seguido de un resto excepcionalmente húmedo de 2023, provocó un crecimiento explosivo de la vegetación en grandes zonas de California tras años de sequía. Los expertos habían advertido que esta vegetación podría secarse y provocar incendios, en una región muy afectada por el cambio climático.
Los científicos señalan periódicamente que el cambio climático está afectando nuestros patrones climáticos, haciendo que los períodos secos sean más largos e intensos y los períodos húmedos más intensos.
