Apenas salvado. Tras el sorprendente repunte del segundo trimestre, el crecimiento del producto interior bruto (PIB) francés se desaceleró hasta el 0,1% en el tercer trimestre, manteniéndose apenas en territorio positivo gracias al repunte del consumo de los hogares, según una primera estimación del INSEE publicada el martes.
Este modesto aumento del PIB entre julio y septiembre, en línea con las previsiones del Instituto Nacional de Estadística, marca una clara desaceleración con respecto al crecimiento del 0,6% registrado en el segundo trimestre (el INSEE lo revisó con un aumento de 0,1 punto). Para el conjunto de 2023, el INSEE prevé un crecimiento del 0,9%, idéntico a la previsión del Banco de Francia y ligeramente inferior a la del gobierno (1%).
Tras la atonía, el consumo de bienes y servicios de los hogares aumentó un 0,7% en el tercer trimestre, marcado en particular por un aumento del consumo de alimentos, en un contexto de moderación de la inflación. La inversión empresarial continuó mostrando dinamismo (1,5%). Por otro lado, tras un segundo trimestre dinámico, las exportaciones se contrajeron un 1,4% durante el período, por lo que la contribución del comercio exterior al crecimiento es negativa. La producción manufacturera también cayó, un 0,3%, y la de servicios de mercado se desaceleró hasta el 0,3%.
"A pesar del entorno degradado, el crecimiento francés se mantiene", comentó inmediatamente el ministro de Economía, Bruno Le Maire. "El crecimiento es positivo a pesar de que los tipos de interés son altos", subrayó también. Confiado, el ministro aseguró que Francia alcanzará el objetivo de “un crecimiento del 1% previsto por el gobierno” para 2023. Bruno Le Maire también expresó su satisfacción al ver que “se reactiva el crecimiento de los hogares y aumenta la inversión empresarial”.
