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Corán quemado en Suecia: estos hechos que enfurecieron a los países musulmanes

La ira está aumentando en el Medio Oriente.

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Corán quemado en Suecia: estos hechos que enfurecieron a los países musulmanes

La ira está aumentando en el Medio Oriente. Desde que Salwan Momika prendió fuego a un ejemplar del Corán el pasado mes de junio, se han multiplicado las condenas desde los países musulmanes. Después de Irak, país de origen del profanador, Arabia Saudí, Irán y Turquía se apresuraron a sancionar a Suecia. Esta ola de protestas está lejos de tener precedentes. Estos países reaccionan con frecuencia a tales eventos "anti-musulmanes" europeos.

Expulsión de embajadores suecos, suspensión de licencias comerciales, convocatorias a manifestaciones... Desde hace varias semanas se utilizan todos los medios para denunciar las profanaciones autorizadas en Suecia.

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Este viernes 21 de julio, como el día anterior, varios cientos de personas salieron a las calles en los cuatro rincones de Medio Oriente. En Irak, los residentes de Bagdad respondieron al llamado del influyente líder religioso Moqtada Sadr. Después de la oración semanal, cientos de personas corearon: “No, no a Suecia. Sí, sí al Corán”.

En Teherán, cientos de manifestantes que ondeaban banderas iraníes y ejemplares del Corán gritaban "Abajo Estados Unidos, Reino Unido, Israel y Suecia", mientras algunos prendían fuego a la bandera sueca azul y amarilla.

Esta no es la primera vez que los países de Medio Oriente se levantan después de este tipo de eventos europeos “anti-musulmanes”. Desde enero, varias quemas del Corán en Suecia han despertado la ira. El 21 de enero, el ultraderechista sueco-danés, Rasmus Paludan, quemó un Corán cerca de la embajada turca, para denunciar las negociaciones suecas con Ankara sobre la OTAN.

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Este hecho había suscitado fuertes protestas desde Ankara y varias capitales del mundo musulmán, así como manifestaciones en varios países, como Pakistán o Afganistán. En Karachi, Pakistán, los activistas crearon en particular un espantapájaros con la imagen de Rasmus Paludan presentándole rastros de sangre, en enero de 2023.

Ya se había hablado de este político sueco-danés quemando libros sagrados. De esta forma, pretende crear incidentes para demostrar que la inmigración provoca delincuencia, pues considera que los musulmanes son violentos por naturaleza. Su gesto provocó disturbios en Suecia en abril de 2022 en barrios con gran población musulmana. Luego repitió la operación el 27 de enero en Dinamarca, frente a una mezquita en Copenhague, luego frente a la embajada turca.

Dinamarca es también el país de la primera controversia sobre las caricaturas de Mahoma. El 30 de septiembre de 2005, el diario danés Jyllands-Posten publicó doce caricaturas en respuesta a un escritor que se quejaba de que nadie se atrevía a ilustrar su libro sobre Mahoma. Uno de los bocetos concentra toda la crítica. Representa al profeta ataviado con un turbante en forma de bomba, con una mecha encendida.

Dos semanas después de la publicación de las caricaturas, varios miles de musulmanes se manifestaron. Once embajadores de países musulmanes pidieron entonces ser recibidos por el primer ministro danés, que rechazó sus peticiones. Tras la gira de una delegación de imanes daneses por Oriente Medio, el caso adquiere una dimensión internacional. Varios títulos importantes de la prensa europea tomaron entonces los dibujos como una promesa de apoyo.

Entre estos periódicos, Charlie Hebdo volvió a publicar las caricaturas en 2006. Este acto y otras publicaciones de artículos y caricaturas criticando la ideología salafista y las posiciones políticas de ciertos países del mundo árabe motivaron a los hermanos Kouachi a cometer el atentado contra el periódico satírico el 7 de enero de 2015, en el que fueron asesinadas 12 personas, entre ellas los dibujantes más emblemáticos del diario: Cabu, Charb, Honoré, Tignous y Wolinsky.

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Poco después del atentado y de la publicación de los textos y dibujos "Yo soy Charlie" y "Todo está perdonado" que representan una caricatura de Mahoma, diferentes países árabes se manifiestan. Las reuniones a veces están esmaltadas con violencia. En Argel, por ejemplo, se reunieron entre 2.000 y 3.000 personas para denunciar la última caricatura del profeta.

Más recientemente, otro extremista antiislámico, Lars Thoren, líder del grupo radical Stop the Islamization of Norway (Sian), quemó un Corán en Mortensrud, un suburbio de Oslo donde vive una gran comunidad musulmana, el 2 de julio de 2022.

A los pocos minutos de su acto, fue blanco de un espectacular atentado con auto. Una mujer embistió voluntariamente la 4x4 del activista, provocando que volcara sobre el techo. Los cinco pasajeros resultaron levemente heridos y uno de ellos tuvo que ser trasladado al hospital, según la policía.

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La escena provocó rápidamente una pequeña multitud y protestas, incluida una mujer que agarró el libro de cenizas mientras se burlaba de los activistas anti-islámicos, antes de subirse al asiento del pasajero de un Mercedes gris.

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